¿Qué enseñamos realmente? Comprender el currículo para lograr aprendizajes significativos

En cada aula ocurre mucho más que la entrega de contenidos. La enseñanza efectiva requiere comprender qué se enseña, cómo se enseña y cómo sabemos si se aprendió. Estas tres dimensiones –currículo, didáctica y evaluación– están profundamente conectadas y son igual de importantes para lograr aprendizajes significativos.

En esta primera entrega, abordaremos el currículo: ese punto de partida que muchas veces se da por sentado, pero que determina la profundidad y sentido del proceso educativo.


¿Qué dice realmente el currículo?

El currículo nacional no solo establece contenidos. Define habilidades y actitudes que los estudiantes deben desarrollar a lo largo de su formación. Esto exige que los docentes comprendan a fondo qué deben aprender los estudiantes, no solo qué deben enseñar ellos.

Hoy, más que nunca, el foco está en habilidades transferibles: cognitivas, prácticas y actitudinales. Ya no basta con que un estudiante recuerde información. Debe ser capaz de analizarla, aplicarla, conectarla con su realidad y actuar con una disposición crítica y reflexiva.


Las 3 dimensiones del aprendizaje

Cada objetivo de aprendizaje del currículo integra tres dimensiones:

  • Conceptual: Qué conocimiento debe adquirir (el “saber qué”).
  • Procedimental: Qué debe saber hacer con ese conocimiento (el “saber cómo”).
  • Actitudinal: Qué disposiciones o actitudes se deben fomentar (el “querer hacer”).

Veamos un ejemplo real:

Objetivo de Historia 3° básico:
“Comparar distintos aspectos (objetos, juegos, costumbres y actividades) entre sociedades y civilizaciones del pasado y del presente para identificar continuidades y cambios.”

Aquí:

  • Lo conceptual está en los contenidos: juegos, costumbres, objetos del pasado y presente.
  • Lo procedimental está en la capacidad de comparar y establecer relaciones.
  • Lo actitudinal se manifiesta en la disposición para observar diferencias y similitudes con apertura y respeto.

¿Cómo enseñamos para desarrollar las tres?

Una planificación centrada solo en contenidos limita el desarrollo integral. Por eso, los mejores resultados ocurren cuando se articulan las tres dimensiones de forma coherente. Así se favorece un aprendizaje significativo, profundo y duradero.


Reflexión final

Revisar el currículo no es una formalidad. Es una oportunidad para planificar con intención. ¿Estás trabajando de forma integrada las dimensiones del aprendizaje? ¿Podrías replantear tus objetivos con foco en habilidades y actitudes, más allá del contenido?

Te dejamos un artículo complementario para profundizar en esta reflexión haciendo clic aquí.

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